Joel Arroyo, el artista que tiene a la ciudad de Barcelona como la galería de arte con sus grafitis
Nos adentramos en el mundo del grafiti y es que queremos saber como viven estos artistas, como es ser un artista urbano de Barcelona. Todos esos inquietos que quieren transmitir un mensaje entienden la ciudad como un lienzo el cual han de embellecer sus calles con sprays y pintura. Es el caso de Joel Arroyo, que ha convertido Barcelona en la galería de arte del grafiti con sus obras. Finally Rich tiene como objetivo conocer a estos grafiteros y tomar nota para los futuros artistas que quieren triunfar en este mundillo.
Hoy tenemos a un artista local del que seguro habrás visto alguna obra callejeando por Barcelona. Se trata de @joelarroyoart, un muralista y artista en el mundo del grafiti que lleva desde los 16 años dejando su huella en las calles de diferentes ciudades y pueblos españoles. Es original de Cantabria pero, en un viaje vacacional a Barcelona, se enamoró del potencial que vió en esta ciudad, y desde entonces vive aquí.
Joel, gracias por regalarnos este momento para conocer tu arte y a tí como artista. Cuéntanos un poco sobre tus inicios como street artist.
Pues sin duda mis inicios como artista se forjan en casa. A mi madre la recuerdo siempre pintando. Y esa fue mi primera influencia, ya que yo también, desde pequeño, he pintado y dibujado. Pero también, el siguiente hito importante en mis inicios fue mi grupo de amigos de la adolescencia con los que empecé a ‘’hacer el tonto’’ con los sprays. A medida que lo hacíamos, nos gustaba más y más el tema, así que nos empezamos a fijar en grafitis y artistas de esa zona, a contactar con ellos y entrar en ese círculo. En ese entonces tener esa pequeña comunidad fue fundamental para mi crecimiento como grafitero y más aún estando en un pueblo.
Y luego ¿Cómo acaba un chico de un pueblo cántabro en Barcelona haciendo grafitis y murales?
Yo llegué aquí en el 2016. Vine de vacaciones y me di cuenta que Barcelona estaba en un momento muy explosivo del arte urbano. Realmente sentí que aquí podía aprender y crecer como artista. Así que ese mismo año decidí mudarme y aquí sigo.
Es decir llegaste al lugar adecuado en el momento correcto.
Así es, no solo a nivel profesional sino a nivel personal, venir a Barcelona me aportó muchísimo. Por ejemplo, yo hacía tiempo había dejado de lado el grafiti y me había enfocado a hacer murales, casi todos por encargo y remunerados. Pero dos años después de llegar a Barcelona, en 2018, conocí una serie de escritores de grafiti de la ciudad a los que empecé a seguir y, de alguna forma, me volví a reencontrar y enamorar del grafiti. Actualmente el grafiti es mi hobby ya que encuentro mi libertad como artista y el street art es mi faceta profesional por la que recibo dinero así como directrices y condiciones en la creación.
Y ahora que ha pasado tanto tiempo, ¿sigues viendo a Barcelona con el mismo potencial y la misma ilusión que cuando decidiste mudarte?
Después de tanto tiempo he podido observar y reflexionar mucho sobre esta ciudad y sobre cómo se relaciona con el artista y viceversa. Y en ambos sentidos creo que hay problemas. De parte de la ciudad creo que hay un problema institucional. Para ponerte un ejemplo claro, el Museo del Arte Contemporáneo no le ha dedicado ni un metro cuadrado al street art cuando Barcelona ha sido, durante mucho tiempo, capital europea del arte urbano y ha aportado mucho al movimiento artístico de la ciudad, pero institucionalmente el street art sigue vetado desde su prohibición en Nueva York en los años 80.
Por otro lado, tenemos otro problema a nivel interno como comunidad de artistas y es que no hay unidad ni intención de lucha. En definitiva, en la comunidad de artistas creo que tenemos mucho ego que nos impide unirnos y reivindicar y a nivel institucional creo que no se ha puesto ni el más mínimo interés en crear e incentivar una cultura artística.
Y esta problemática ¿Cómo la vives o la resuelves tú como artista?
Yo intento actuar a pequeña escala. Intento crear redes de colaboración en la que se incluyan diferentes formas de ver y de hacer arte. Procuro conectar con diferentes corrientes y hacer comunidad. Pero siempre de manera individual porque he intentado varias veces trabajar en asociaciones o cooperativas, pero personalmente no he visto un proyecto viable, precisamente por lo que te comentaba sobre el gran ego que tenemos los artistas.
A veces cambiar nuestro entorno cercano es mucho más efectivo que intentar cambiar el mundo. Entonces tu visión sobre Barcelona evidentemente es otra, pero ¿Qué le dirías a alguien que quiere dedicarse al muralismo o street art en esta ciudad o España?
Bueno creo que cuando alguien quiere dedicarse a esto debe tener en consideración muchas cosas, una de ellas es que no es sencillo. Si tus ideales de vida son tales como tener un deportivo antes de los 30, esta carrera no es la tuya. Hay que pensar, por ejemplo, que cuando te das de alta como autónomo, la cuota mensual es equivalente a lo que una persona paga de alquiler. Y tienes que pagarla aunque te hayan salido diez encargos o uno. En nuestra profesión eso no lo puedes saber ni calcular. Es una profesión que está regulada para que cotices, pero que no se impulsa ni se crean las condiciones institucionales para que un artista pueda luchar por una carrera profesional.
Es curioso, porque siempre se piensa en Barcelona como una ciudad artística, y se la compara con París, por ejemplo. Pero en París se ha cultivado una verdadera cultura de consumo y apreciación alrededor del arte. Aquí lamentablemente no.
Es un consejo realmente importante para la nueva generación de grafiteros y muralistas, ya que tendrán que valorar muchos puntos antes de dedicarse de manera profesional a este sector ya que por desgracia no se potencia todo lo que se podría hacer…
Y para ir acabando Joel, háblanos sobre algún referente que quieras destacar en tu construcción como artista callejero.
Uno de los referentes para mi es Óscar San Miguel aka Okuda que me toca de cerca porque también es cántabro y actualmente está en el top 3 del street art mundial. Tiene un estilo muy único y siempre me ha llamado la atención todo lo que ha logrado. Pero sobre todo es importante porque gracias a las dinámicas que él generó en Cantabria en torno a la expresión artística callejera, nos allanó mucho el terreno a los nuevos graffiteros.
Sin duda, un grandísimo referente en el que proyectarse. Muchas gracias por toda esta información que seguramente será muy reveladora para los nuevos artistas urbanos que te siguen. Esperamos poder verte pronto en más rincones de la ciudad decorando persianas y paredes.
Si te gusta la ciudad y su arte, échale un vistazo a este artículo sobre Streetwear.